TATUAJES TEMPORALES

Aves que se borran nació como pintura sobre piel. De base estaba la idea de mostrar cómo algo que lleva mucho tiempo construir puede desaparecer en apenas unos segundos y unos roces. Ahora esta analogía con la extinción ha llegado en forma de tatuajes temporales. Más allá de la nostalgia y de la diversión, estos tatuajes buscan ponerte en las plumas de estas especies. Dedícales tiempo. Muéstralos. Que sirvan de rompehielos para conversaciones que tenemos que tener, desde la curiosidad, desde la acción.

¡Que la ecoansiedad se transforme en movimiento!

ESTAS CALCOMANÍAS QUIEREN SER...

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Una forma de entender el paso del tiempo. Y aterrizar las extinciones y las experiencias a una escala que podamos percibir como personas.

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Una forma de expandir un mensaje. Y romper el hielo con la gente, hablar de aves, contagiar la ilusión por la biodiversidad.

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Una forma de, simplemente, jugar. Y hacer un homenaje a esos tiempos donde jugábamos a llenarnos la piel de dibujos… y ya.

¿Cómo ponérselas?

jabonera

Limpia y seca bien la piel.

tijeras

Recorta el tatuaje dejando un pelín de margen.

protector

Retira el protector con cuidado.

esponja

Pon el dibujo hacia la piel y humedécelo.

reloj

Presiona sin moverlo durante unos segundos.

hablar

¡Ya tienes excusa para hablarle de pájaros a la gente!

  • Recomendación 1: póntela en una zona donde no haya exceso de humedad, donde el sudor no pueda acumularse demasiado y donde no haya mucho pelo. Por ejemplo, cabeza no es un buen lugar, ni debajo del pecho, ni la corva de la rodilla.
  • Recomendación 2: si, tras ponértela y esperar unos minutos, echas un poquito de polvos de talco, luego un poquito de agua y, finalmente, una gotita de crema hidratante (¡sin base de aceite!), el acabado será más mate, más resistente y más realista.
  • Importante: aunque estén testadas dermatológicamente, si ves que te da algún tipo de reacción, quítatela de inmediato, frotando suavemente con un poquito de alcohol, de aceite o de vaselina.

Tatuajes lineales

Estos tatuajes de línea negra son perfectos si te gusta algo discreto, fino y elegante. Son ilustraciones realistas y fieles a la realidad de la especie, pero plasmadas de forma simplificada y monocromática.  Muestran distintos comportamientos y posturas típicas o elementos asociados a ellas, como otros animales que les sirven de alimento o los hábitats donde viven. Son especies detrás de las que se esconden leyendas, creencias o comportamientos que pueden activar conflictos socioambientales que amenacen su conservación.

El quebrantahuesos es una de las aves de mayor tamaño y más emblemáticas de la Península Ibérica. Se distribuye desde el Himalaya hasta los Pirineos y, en la actualidad, también está reintroduciéndose en el sur. Símbolo del Fénix, la fuerza y la sabiduría, es tan venerada como temida. Y el temor da forma a fábulas y mitos que tratan de dar domesticar lo sagrado, comprenderlo, adoctrinar. Por eso antiguos monjes veían en el quebrantahuesos al demonio; los cazadores y los ganaderos lo culpaban hasta la muerte y se decía que podía llevarse volando a niñxs pequeñxs que se portaran mal. Pero nada más lejos de la realidad. Y aquí puedes leer muchas más cosas sobre esta especie.

El alimoche común es, quizás, la especie de buitre menos reconocida en España. Es raro, porque es blanco, pequeño, con la cabeza calva y amarilla y un andar desgarbado y despistado. Lo llaman comemierdas, boñiguero, churretero y otras cosas que nos recuerdan que, en efecto, tiene la costumbre de acercarse mucho a los excrementos del ganado, precisamente para alimentarse de esa sustancia que hace que su cara adquiera ese color. Pero poco se habla de que pueden utilizar herramientas y de que su papel es fundamental para el ecosistema. Sin embargo, su población está en declive: es especialmente vulnerable al veneno y a la caza ilegal. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

La golondrina común es una incansable viajera que, año tras año, llega a nuestros entornos desde lejanos lugares de África. Con ella llega la primavera y empieza a oler a verano, a vacaciones y a pueblo. Construye sus nidos con barro que coge de charcos cada vez más lejanos, en un sinfín (miles) de viajes, pellizquito a pellizquito, intentando que resistan temporada a temporada para no tener que volver a empezar. Allí ponen sus huevos y nos hacen testigos del nacimiento de varias crías que a las pocas semanas estarán preparadas para surcar los cielos y posarse en los cables y las cuerdas de nuestros balcones. Devora miles de mosquitos en un día. Y, en ese infinito regresar, se han identificado marineros y viajantes que han hecho de ella el símbolo perfecto para plasmar en sus cuerpos en forma de tatuaje.

Vaya combinación de colores tienen los abejarucos: azul turquesa en el pecho, caoba en el dorso y amarillo en el cuello. La complementa con un antifaz negro que te atrapa y te guía la vista hasta un pico largo y levemente curvo, preparado para cazar insectos voladores en cuanto se descuiden. Vuelan en grupo, entonando unas canciones muy chulas que escuchas antes de localizar su procedencia en el cielo. Pero algunas personas impregnan los posaderos de las aves con una sustancia tan letal como ilegal: conflictos para los que, en realidad, la alternativa es muy sencilla. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

Tatuajes infantiles

Las aves tienen mogollón de adaptaciones que les sirven para vivir mejor en su día a día. Muchas, como el autillo, tienen un plumaje de colores crípticos que las ayuda a camuflarse en su entorno para que no ser vistas por sus depredadores. Las que cazan para comer, tienen patas con garras fuertes, como las águilas; mientras que las que necesitan nadar mucho, tienen las patas como si fueran las aletas de la piscina, como los ánades. Algunas, como los vencejos o los halcones, tienen unas narinas especiales para poder respirar bien pese a volar taaaan rápido. Otras tienen las plumas aterciopeladas para no hacer ningún ruido por la noche, como las lechuzas. Y otras tienen adaptaciones tan alucinantes como unas uñas con forma de peine para poder colocarse bien los bigotes (vibrisas) que les hacen percibir en la oscuridad, como los chotacabras.

En estos tatuajes hablamos de unas de estas adaptaciones: los picos. Solamente con mirar el pico de estas especies, podemos adivinar qué tipo de alimantación tienen.

Estos tatus tienen un toque infantil que a mí, personalmente, me gusta mucho. Son ligeros y fresquitos. Y el hecho de que yo los haya llamado «infantiles» no significa que solo sean para niñxs, ¿eh? Las especies de este pack son una mezcla entre conocidas y desconocidas, pero tienen un punto en común: sus picos son todos diferentes y están especializados en un tipo de alimento concreto.

La grajilla occidental (Coloeus monedula) es un córvido muy chulo: negro, con la nuca de un color más grisáceo y con los ojos azules. Su alimentación es generalista: come lo que pille. Tiene tendencia por los cereales, las legumbres, las olivas y las frutas, pero también ingiere saltamontes, gusanos, escarabajos, moluscos, carroña, lagartijas, ratones, huevos o incluso pollitos. Se encuentra en peligro de extinción en España, según el Libro Rojo de SEO/BirdLife. Sus principales amenazas son la caza y la intensificación de la agricultura, con un uso de pesticidas que afecta directamente a las especies de las que se alimenta.

El petirrojo europeo es un pqueño paseriforme saltimbanquis y territorial. Su pico está especialmente adaptado para comer hormigas, escarabajos, arañas y gusanitos. Cuando estos bichejos no están, complementa su dieta con algún fruto o fruta. No se encuentra amenazada por el momento; de hecho, sus poblaciones han aumentado debido seguramente a la expansión de los matorrales por el abandono del campo y de sus actividades tradicionales, como la ganadería extensiva.

El pito ibérico es una especie de pájaro carpintero y, como tal, su pico está adaptado a dar golpetazos a la madera, aunque también a trastear por los suelos. Come larvas de insectos que se alimentan de madera muerta, así que será más fácil verlos en troncos de árboles enfermos, débiles o ya secos. Por eso, aunque su pico no es tan fuerte como el de otros pájaros carpinteros, también tiene una lengua pegajosa y muy móvil, que le permite atrapar bichejos y hormiguillas a más de 10 cm de profundidad. Es una especie que aún no se considera amenazada, pero se ve afectada por la intensificación agraria y la mala gestión forestal: ambas influyen en la calidad y cantidad de árboles apropiados para él y para las especies de las que se alimenta.

El buitre leonado es el buitre más numeroso y común en la Península Ibérica. Su pico es fuerte y curvo, preparado para desgarrar la carne muerta pegada a los huesos. No es tan potente como el del buitre negro (que es el primero que empieza el festín), pero tampoco tan afilado como el del alimoche (que es quien se hace con los últimos pedacitos que quedan pegados a los huesos). Pero ahí le tenemos, con su mitada imponente y toda la simbología que tiene detrás, manteniendo el equilibrio del ecosistema, devolviendo materia inorgánica a la tierra, manteniendo a raya las enfemedades. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El milano real es un ave rapaz ligera y grácil. Como rapaz que es, tanto sus garras como su pico están adaptados a cazar: en este caso, pequeñas presas como roedores, reptiles, anfibios o incluso algún conejillo. Sin embargo, no tiene la especialización ni la potencia de un águila, así que, en realidad, se decanta por presas lentas o enfermas y, especialmente, por carroña. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El falaropo picofino es una de las limícolas más escasas de la Península Ibérica, con observaciones que cada año no llegan a 200. ¡Pero son tan interesantes! Es de las pocas aves en las que la hembra es más llamativa que los machos. Practican la poliandria, es decir, una hembra puede estar con varios machos durante la temporada. Y nadan un montón, más que cualquier otro limícola. Por todo ello, su pico está especializado en pequeños invertebrados acuáticos, especialmente aquellos que puede comer directamente desde el agua.

La pardela cenicienta tiene un pico mágico. Está especializado en la pesca de pequeños peces marinos, como sardinas y boquerones, que atrapa sumergiéndose  a varios metros de profundidad. Como es un ave pelágica, se pasa meses y meses en mitad del mar, alejada de la costa, a que solamente vuelve para poner los huevos. Por eso, su pico le permite desalinizar el agua. Y alberga un olfato alucinante, que le permite regresar a su madriguera recorriendo toooodo el Atlántico. Y, además, viendo el color de su pico, no nos quedará duda de que se trata de una pardela cenicienta: es la única pardela que lo tiene amarillo. Se encuentra en estado vulnerable (y la mediterránea, en peligro de extinción): sus amenazas principales son la pesca con palangre, la introducción de depredadores como gatos o ratas, la intensificación del turismo y de la construcción en la costa, la contaminación por vertidos de hidrocarburos, la contaminación lumínica que las desorienta y la caza ilegal. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El pico del flamenco común no deja de sorprenderme. Es así de raro porque filtra el agua para separar el barro y comerse las algas y los pequeños crustáceos que hay en las salinas y en los humedales. No todos los picos filtradores tienen esa forma, por supuesto, pero este, junto con la altura del flamenco y la longitud de su cuello, se lo permite hacer con total tranquilidad. En el interior del pico está la lengua, que va expulsando el agua, y unos pequeños pelillos que son quienes retienen el alimento. ¡Su color rosa, por cierto, se debe a estos pequeños crustáceos que ingiere!

El jilguero europeo tiene un pico rosáceo especializado en semillas. En concreto, unas que les gustan mucho son las de los cardos. De hecho, es de cardo de donde viene su nombre científico, Carduelis carduelis. Entre ellos revolotean con sus colorinchis, en grupitos, cantando melódicamente. Una de sus amenazas principales ha sido, de siempre, su captura para la cría y la participación en concursos de canto. Y esta captura ahora es ilegal., pero sigue habiendo miles de ejemplares muertos o enjaulados cada año. Además, los plaguicidas y los herbicidas pueden poner en riesgo su alimentación. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El martín pescador es un pajarillo más pequeño de lo que parece si lo ves fuera de su contexto. Con ese pedazo de pico te imaginas un ave mayor... pero no, apenas mide lo que mide un gorrión. Pero su pico es un arpón: con él se lanza en picado, atravesando el agua gracias a su forma hidrodinámica, y atrapa peces y ranas a veces casi tan grandes como él. Acto seguido, vuelve a su posadero, golpea la presa hasta inmovilizarla, y se la traga con las escamas a su favor, de una sola tacada. ¡Las adaptaciones del martín pescador han sido muy útiles para la ingeniería! Y sus plumas, de un valor artístico incalculable. El estado asqueroso de los ríos, entre otras muchas cosas, hace que estén en peligro de extinción. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

Tatuajes REALISTAS

La ilustración científica suele estar destinada a los libros de consulta, a los museos, a los artículos científicos y a poco más. Igual que pasito a pasito va saliendo al público general, soy firme defensora de que es una herramienta estupenda para cambiar la forma que tenemos de relacionarnos con lo que nos rodea. Y también creo que hay que llevarla a la calle y al día a día de las personas, allí donde se vea, allí donde transmita. Por eso, estos tatuajes, hechos a partir de ilustraciones científicas que también podéis ver en otro tipos de artículos de la tienda, buscan plasmar en color y en forma algunas especies que guardan historias, leyendas y culturas que nos hacen entender dónde estamos…  por qué.

El petirrojo europeo es un pequeño pajarillo de apenas 15 cm de longitud. Canturrea territorialmente desde los matorrales o las ramitas bajas de los árboles, especialmente en otoño. E hincha su cuerpo, tratando de mantener su calor, en los inviernos más fríos. En esta temporada, la población de petirrojos se multiplica, porque llegan aquellos que vienen del norte de Europa. Por eso se asocia a la Navidad y a las buenas noticias, porque aparecen en las postales navideñas, gracias a una equeña metáfora visual relacionada con los carteros. Así que sí, es una especie muy cultural: tiene multitud de nombres vernáculos, que reflejan sus colores, sus comportamientos, sus sonidos... Y lo más bonito de todo es que, esta falta de unidad parece deberse a que, por muy carismático que sea, este pajarillo «no tiene utilidad» para el ser humano. Ni se come, ni se cría, ni es alimaña ni nos hace daño, por lo que no es necesario compartir información práctica. Así pues, todos estos nombres, todas estas descripciones, surgen de la necesidad de hablar de alguien que nos despierta curiosidad por el mero hecho, simplemente de estar ahí.

La abubilla común nos puede parecer muy habitual en nuestros parques, pero, para personas de fuera de Europa, es como para nosotrxs un ave del paraíso. Su pico, de 5 o 6 cm, y su cresta, que levanta cuando está alerta, le dan un toque rebelde y divertido. En la cultura china, indica la llegada de la primavera. Pero otras creencias antiguas la asocian al demonio, a la muerte y al mal augurio. Esto se debe a que sus nidos huelen mal, ya que extiende sobre ellos la sustancia que secreta su glándula uropigial, para proteger a sus polluelos de patógenos y de depredadores. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El martín pescador es un pajarillo más pequeño de lo que parece si lo ves fuera de su contexto. Con ese pedazo de pico te imaginas un ave mayor... pero no, apenas mide lo que mide un gorrión. Pero su pico es un arpón: con él se lanza en picado, atravesando el agua gracias a su forma hidrodinámica, y atrapa peces y ranas a veces casi tan grandes como él. Acto seguido, vuelve a su posadero, golpea la presa hasta inmovilizarla, y se la traga con las escamas a su favor, de una sola tacada. ¡Las adaptaciones del martín pescador han sido muy útiles para la ingeniería! Y sus plumas, de un valor artístico incalculable. El estado asqueroso de los ríos, entre otras muchas cosas, hace que estén en peligro de extinción. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El roquero solitario (Monticola solitarius) es un ave rupícola que, desde lo alto de alguna roca, canta y espera el momento ideal para atrapar a sus presas. El macho es de un azul brillante y metálico, mientras que la hembra es parda y con motitas. Vive en hábitats desnudos, rocosos y escarpados.

Pero las amenazas más graves son la presión urbanística y la pérdida de los usos tradicionales del monte. La construcción en zonas rocosas, montañosas o costeras destruye sus hábitats. El aumento del matorral o de los bosques, por el abandono de la ganadería entre otros motivos, reduce la superficie de roca. Puedes leer más sobre esta especie aquí.

El sapo corredor es una de las pocas especies no-aves que he pintado hasta el momento. Mide entre 5 y 6 cm y tiene una línea amarilla o verde claro en mitad de la espalda (lo que lo distingue del sapo común). Es gordito y verrugoso y sus patas son bastante largas, lo que le permite andar, en lugar de desplazarse saltando. Se mueve de noche, colonizando rápidamente hábitats nuevos (siempre con charcos).

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