martín pescador común
Alcedo atthis
Es muy bonito pintar para niños y niñas, la verdad. Este encargo fue uno de esos. Un niño que lee… y que quiere tener un marcapáginas de un martín pescador. Así pues, para cogerle el gusto todavía más, lo pinté entero. Y disfruté muchísimo con las acrílicas sobre un papel din-a4 de 300g.
¡El original aún está disponible!
¿Cuánto te imaginas que mide un martín pescador? ¡Prácticamente como un gorrión, apenas 17 cm. de largo! ¡Dos dedos menos que el marcapáginas que tienes en tus manos! Pues ya verás tooodo lo que se esconde en un ave tan pequeñita…
Lo primero: los colores. Tiene unos colores alucinantes. Su pecho es naranja, pero, aunque no lo creas… ¡su espalda es marrón! Lo sé, la ves azul, pero solo es un efecto de la luz: sus plumas tienen una estructura que hace que solo una parte de la luz se refleje. Por eso podemos ver un rayo azul volando por encima del río, del arroyo o del lago, yendo al ras del agua. En estos momentos, suele hacer un estridente sonido de alarma y se queda apoyado en alguna rama de la orilla.
Aquí es cuando nos damos cuenta de que, sus colores llamativos, además, están muy bien pensados… ¡Lo acabamos de ver y ya ha desaparecido! Y es que, si lo miramos desde el agua, el naranja pasa desapercibido entre la vegetación; y, si lo miramos desde la vegetación, ¡el azul se confunde con el agua!
Sus plumas, y las de otras especies de su familia, son muy especiales. Tanto, que los han puesto en riesgo unas cuantas veces. Por ejemplo, en China se han utilizado desde hace más de 2000 años para hacer pequeñas obras de arte y decoración, en una disciplina que se conoce como Tian-tsui. Hacían tocados para el pelo, horquillas o incluso abanicos y las mejores piezas estaban reservadas para la realeza. Aunque ya no hay prácticamente nadie que la realice, porque las especies de martín pescador están protegidas en todo el mundo.
Pero volvamos a nuestra rama de la orilla del río. Desde allí, el martín pescador está analizando el agua a ver qué pez puede atrapar. Cuando lo encuentra, calcula con una precisión brutal cuándo lanzarse en picado a por él.
Haz una prueba: mete una en un vaso de agua. Cambia su forma, ¿verdad? Lo mismo ocurre con los peces… ¡te engañan! Por eso es muy difícil atraparlos y, por eso, el martín pescador ha desarrollado una habilidad sorprendente.
Cierra uno de sus párpados (membrana nictitante, se llama), se zambulle rápidamente y, sin pensarlo, lo atrapa con ese pico grueso y afilado que tiene. Después, vuelve a su rama, menea al pez para aturullarlo y se lo come de golpe con las escamas a su favor para no hacerse daño.
Y es que ese pico… ¡ese pico es casi mágico! ¡Es lo que le permite que, al atravesar el agua, siga manteniendo la velocidad! Es tan increíble que ha inspirado el diseño del tren bala de Japón, que supera los 300 km./h. A esa velocidad, el tren hacía un ruido tan tremendo que temblaban los cristales de los edificios. Así que, fijándose en el martín pescador, le cambiaron el morro al tren: en lugar de dejarlo planito, lo alargaron, haciéndolo más aerodinámico. Y así se resolvió el problema. ¡Muchas veces la solución está en la naturaleza, solo hay que prestar atención!
Por eso hay que protegerla, a la naturaleza, a los hábitats, a sus especies. En España, el martín pescador acaba de ser declarada en peligro de extinción. Y uno de sus problemas es que los ríos cada vez están más sucios. ¿Cómo va a encontrar el martín pescador los peces… si está todo lleno de plásticos y aceites y el agua está marrón? ¿Y si cada vez hay más peces extraños que él no puede comer? ¿Y si cada vez hay menos agua?
¿Qué más cosas sabes tú del martín pescador? ¿Puedes contar lo que hayas aprendido a tus compis y a tus profes? Seguro que así, poco a poco, podemos ayudarle a que no desaparezca 🙂