Arrendajo euroasiático

Garrulus glandarius

El arrendajo es un ave inteligente y llamativa. Córvido inesperado, debido a los colores de su cuerpo y, en especial, de las cobertoras de sus alas. Es un dispersador de bellotas estupendo y contribuye al crecimiento de robledales y de otros bosques. Está presente en bosques y parques de Europa y Asia, ha sido símbolo de astucia y previsión en diversas culturas y su grito desde las profundidades, sumado a su discreción, lo hacen también la gran alarma del lugar, siempre que haya algún intruso. Aunque su población es estable, la deforestación o incendios estables pueden ponerlo en riesgo de manera local. Su papel en el ecosistema lo convierte en una especie clave para la salud de los bosques.

Técnica

Acrílica sobre papel.

Año

2021

Historia

Realizada por encargo, en vuelo y con una bellota en el pico. Gracias, Ángela.

Pódcast asociado

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El arrendajo es un ave bastante conocida. Con esas plumas turquesas tan llamativas, con esos ojos claros y con sus tonos ocres y rosados en su cuerpo, es el más extraño y carismático de los córvidos. De hecho, cuesta creer, de primeras, que sea uno de ellos.
Y, sin embargo, su timidez hace que no lo veamos muy a menudo. Yo me metía en los bosques, oía sus chillidos rotos de vez en cuando, perdiéndose entre los árboles… pero no conseguía verlo.

Por eso recuerdo especialmente el primer obispillo blanco que distinguí a lo lejos. Era un vuelo rápido de un ave de un tamaño superior al resto de pajarillos que suelo ver en la parcela que mis abuelos tienen en el campo. Y me llené de ilusión al identificarlo como arrendajo. ¡Por fin!
A partir de entonces, mis sentidos se agudizaron y lo oía y lo veía más veces que nunca. Un día, si no fuera por lo rápido que salió volando en cuanto lo miré, diría que estaba posado a mi lado. Me quedé mirando ese lugar durante un buen rato, tratando de asimilar la magia que había ocurrido ahí.
Y yo, emocionada, fui a contárselo a mi abuelo. Qué sorpresa la mía cuando me dijo: ay, yo les tengo un poco de manía, siempre se han comido las manzanas.

Y es que el arrendajo es tan oportunista que coge lo que puede. Cómo no, pienso yo, ¿acaso solo tenemos permiso nosotras, las personas? En primavera y en verano, se alimentan sobre todo de orugas, lombrices, escarabajos o saltamontes. Y en otoño e invierno, de frutos como castañas, escaramujos o bellotas, que entierra por el bosque para disponer de ellos durante el tiempo en que escasee la comida.

Así contribuye a la expansión de la masa forestal, gracias a esas bellotas olvidadas o que al final no le han hecho falta. Tal vez sea esta previsión uno de los factores que llevan a que sus poblaciones, residentes durante todo el año, vayan en aumento, según el recientemente publicado Libro Rojo de las Aves de España. Son entre 4 y 8 los huevos verdosos que la hembra incuba en un elaborado nido en forma de cuenco. Y, más allá de deforestaciones o incendios locales, no tiene grandes amenazas.

Podría convertirse perfectamente en uno de mis animales favoritos, o uno de los que más cosas pueden significar para mí. Pero no sería la primera en la historia en decir eso. Su semejanza con los humanos lo ha hecho estar muy presente en las culturas. Una muestra del simbolismo del arrendajo se encuentra ya en el Neolítico Medio: la aparición de sus alas y sus huesos en tres tumbas próximas de Zvejnieki da cuenta de la interpretación de este pájaro como mensajero del alma de los muertos o como la representación de las habilidades del pájaro en ritos funerarios y mágicos. Acompañado de elementos decorativos y chamánicos, como colgantes de dientes de nutria, perro, uro, alce u oso, y de color rojo ocre, las alas (con las plumas y los huesos) de al menos 17 individuos decoraban unos vestidos de tejido fino y mangas cortas de los líderes o los chamanes cuyas tumbas analizaba Kristina Mannermaa en 2013.

Sin embargo, como córvido inteligente que es, sus colores se oscurecen por otras leyendas, que lo acusan de traidor (quien le aconsejaría a Judas que se alejara de Jesús) y de tramposo (imitando las voces y oficios de otras aves). Tanto es así, que hay quienes recogen que sus colores proceden de las plumas que tuvieron que prestarle otros pájaros para vestirse, pues lo mandaron desnudar antes de morir, como condena por sus mentiras.

Y es que… ¡ay, qué mal llevamos los seres humanos la inteligencia de otros seres! Siempre buscando lo que nos diferencia de ellos… aunque las semillas que plantamos nosotros se las coman los jabalíes y las de los arrendajos permanezcan…

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Loubé
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