En nuestra cultura, los buitres están mal vistos. Su aparición en películas y cuentos como seres malvados, peligrosos, vagos, ladrones y aprovechados ha influido en la percepción que tenemos sobre ellos.
Estas ideas se extienden en el tiempo desde los bestiarios medievales, en los que se decía que son pecadores, porque sus hábitos alimenticios eran repulsivos.
Sin embargo, otras voces de la época lo asemejaban a Cristo, porque se pensaba que se reproducían sin cópula y estaban siempre limpios (aunque se alimentaran de cadáveres).
En otras culturas, el significado que adquieren también es muy diferente.
Por ejemplo, en la mitología celta, el buitre leonado está relacionado con el dios Lugh y los guerreros caídos en batalla eran dejados a los buitres, para que, así, alcanzaran antes al cielo y a los dioses. Si los buitres comían los restos del difunto, se unía el alma del guerrero con las deidades.
En la mitología romana, por su parte, parece que Rómulo y Remo utilizaron los buenos presagios producidos por el vuelo de los buitres para fundar Roma. Remo vio pasar 6 buitres, y Rómulo vio pasar doce.
En otras culturas, como la de los clanes de Tsunami, simbolizan la dignidad, la perseverancia y la paciencia.
Aunque a veces, unida a esta creencia y a la de que tienen poderes sobrenaturales, está la práctica de matarlos para utilizar partes del buitre (como el cerebro) en medicina tradicional, como en algunos países africanos.
Por último, en el antiguo Egipto, aparece decorando las representaciones de Cleopatra, como símbolo de sabiduría.