LOS OTROS AVIONES
DE AGONCILLO
Por tercer año consecutivo, en colaboración con ADALAR, la Asociación de Ambientólogos/as de La Rioja, hemos desarrollado un proyecto de educación ambiental muy completo en un municipio de esta comunidad autónoma. En esta ocasión, fue en Agoncillo, donde, además de otras actividades, pudimos hacer dos murales participativos sobre dos especies con las que tenemos la suerte de compartir espacio aquí: el avión común y el vencejo real.
AGONCILLO
Agoncillo es un municipio de la provincia de La Rioja. En esta ocasión, tiene más de 1200 habitantes, ¡bastante grandecito para lo que acostumbramos!
Digamos que el núcleo de Agoncillo está dividido en dos: lo que yo llamo el Agoncillo de arriba y el Agoncillo de abajo. El Agoncillo de arriba estaba pegado a la carretera principal, con un parque en una curva grande, dividido del Agoncillo de abajo por un puente. Detrás de este puente estaría el primer mural.
El Agoncillo de abajo es la parte más histórica. Allí se encuentra el Ayuntamiento, que está dentro de un castillo, el Castillo de Aguas Mansas, un Monumento Histórico Artístico construido entre los siglos XIII y XIV. Y ahí al lado, también en la plaza, se encuentra la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora la Blanca, una iglesia más que curiosa, que llama la atención, sobre todo, por cómo parece que el campanario se inclina, desprendiéndose del cuerpo principal del edificio (en realidad no lo parece, porque se abre una grieta por la que algún que otro balón se ha colado, pero no queremos alarmar a posibles visitantes). Y justo enfrente de esta iglesia estaría el segundo mural.
AVIÓN COMÚN
Agoncillo, además de estar lleno de higueras con una cantidad indigerible de higos riquísimos, también estaba lleno de nidos de aviones comunes. Estas pequeñas aves vuelven cada año a los nidos que dejaron el año anterior, así que era muy importante que las vecinas y los vecinos supieran por qué tenían un auténtico tesoro en sus ventanas. Por otro lado, los aviones son parecidos a las golondrinas, pero tienen unas cuantas diferencias de las que poder hablar en las comidas familiares. ¡Así que todo esto fue lo que plasmamos en el primero de los murales!
VENCEJO REAL
¿Que os parece poco? Pues esperad, que llega la guinda del pastel. En esa iglesia que tiene un campanario como la Torre de Pisa se esconde un habitante maravilloso que me acompañó durante todos los días que estuve pintando su mural. Una familia de vencejos reales se alojaba en una de las grietas de la iglesias. Todas las mañanas salían revoloteando para dar sus kilometradas diarias (¡hasta 1000 km/día!) en busca de insectos que llevarse al estómago. Y todas las tardes regresaban, movidos por el impulso del descanso que yo no estaba teniendo porque tenía que pintarlos subida a la grúa. Sus característicos cantos, sus vuelos en bandada, su enorme tamaño para lo que esperas de un pajarillo y su tripa blanca me dejaban embelesada durante un buen rato. Y es que no es un ave tan fácil de ver en todas partes como su primo el vencejo común, y mucho menos en Madrid, ¡así que tenía que aprovechar!
como siempre, participativo
Recuerdo que conseguir que la gente se involucrara en los murales no fue tarea fácil al principio. ¡Suele pasar! Generalmente tienen que pasar unos días hasta que se animan a preguntarme, a conocerme, a saber lo que estamos haciendo por allí. Y, aunque los carteles para las actividades estén puestos por todas las calles y grupos de whatsapp desde hace meses, es a partir de ese momento cuando empiezan a fijarse, a procesar y, sobre todo, a querer ir.
¡Pero hubo talleres! Y en ellos reflexionamos sobre estas especies, aprendimos a diferenciarlas un poquito, contamos algunas de las particularidades que hacen que estas especies hicieran de Agoncillo un municipio aún más especial… y, por supuesto, pintamos conjuntamente un trozo de mural. ADALAR, por su parte, organizó sus propias jornadas: excursiones a observar aves y otros bichejos, a mostrar lo que más adelante sería un pedazo de proyecto de restauración ecológica de un humedal y muchas cosas interesantes más.
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Murales entornados es un proyecto de intervención psicosocial que utiliza el mural científico e infográfico como vía para el cambio socioambiental. Mediante técnicas participativas y talleres dinámicos, implica a la población en su ideación, diseño y ejecución, con la intención de que se sienta parte del proceso y del resultado, de que aprenda sobre las especies escogidas a través de la observación y de que se apropie, y por lo tanto cuide y proteja, ese espacio y esa biodiversidad en el futuro.