CERNÍCALO VULGAR

Falco tinnunculus, hembra.

Esta hembra de cernícalo vulgar la realicé, a modo de boceto inicial, para después trasladarla a mural: el mural comunitario e infográfico de Medrano, en La Rioja. Y allí se quedó, tras el mercadillo que hicimos en el festival medioambiental. Lo hice con pintura acrílica sobre un papel din-A3 (29,7 × 42 cm.) y me llevó cerca de 10 horas pintarla. Y, aunque, como siempre, podría hacerse mejor, estoy muy contenta con su simetría, con su expresión y con cómo se comportó todo incluso en la pared.

El cernícalo vulgar es un ave de la familia de los halcones, por eso comparten parte de su nombre científico (Falco tinnunculus, a lo que volveremos después). Tiene una longitud de entre 31 y 37 centímetros y con las alas abiertas puede medir hasta 78 centímetros. Esto lo convierte en una de las rapaces diurnas de menor tamaño de la península, solo por delante del cernícalo primilla y del esmerejón.

Presenta bastante dimorfismo sexual. Las hembras, algo mayores y con más peso que los machos, son de un color pardo más homogéneo en todo su cuerpo, con tonos ocres en el pecho y en el vientre y motas oscuras. El macho, por su parte, tiene el dorso rojizo y la cabeza grisácea, con unas mejillas blanquecinas en las que las bigoteras negras destacan bastante más que en la hembra. Ambos sexos tienen motas oscuras, así como uñas negras en vez de blancas, lo que nos ayuda a distinguirlo del cernícalo primilla, otra especie mucho más amenazada.

Aquí, sin embargo, el cernícalo vulgar está presente todo el año. Es una de las rapaces más frecuentes en gran parte de Europa, si bien en el norte no suelen residir, sino criar, para desplazarse hacia el sur en la temporada invernal. En estas invernadas, también pueden llegar a África tropical y Asia meridional, aunque hacia septiembre u octubre vuelven a subir a Europa.

En cualquiera de estos territorios, podremos ver cernícalos vulgares siempre que haya regiones abiertas, pastizales y áreas cultivadas y en barbecho cerca.

En estos cielos estará dando pequeños vuelos en círculo y cerniéndose sobre un eje horizontal, inmóvil pese al viento, con la cola abierta en abanico para compensar la corriente. Desde ahí,  a una altura de entre 10 y 20 metros, vigilará el suelo, en busca de topillos de campo y otros micromamíferos, saltamontes y otros grandes insectos, lagartijas y otros pequeños reptiles y ranas y otros anfibios. Una vez encontrada su presa, plegará las alas y se lanzará en picado hacia ellas, rematándola con un picotazo y volviendo a alzar el vuelo para comérsela desde algún poste o torreta cercana.

Todavía son muy comunes, pero, si siguen alterándose sus hábitats, poco a poco dejarán de serlo.

Estos vuelos en picado también son característicos de los cortejos, que preceden a un apareamiento ruidoso en algún sitio cercano al nido. Serán entre 3 y 6 huevos los que la hembra ponga en el nido y será ella, sobre todo, quien los incube durante 27-29 días hasta que nazcan unos polluelos de plumón blanco que necesitarán el calor materno los primeros días. Al mes darán sus primeros vuelos y, más adelante, los jóvenes podrán dar vuelos de hasta 400 kilómetrospara acabar independizándose.

En esos vuelos, buscarán nuevos territorios. Pero cada vez les costará más dar con lugres óptimos para ellos. Sus hábitats están alterándose, están destruyéndose. El abandono o la intensificación de la agricultura está haciendo desaparecer barbechos y linderos.

El hecho de que se suspenda en el aire le da el nombre común de cernícalo. Pero su nombre científico también tiene un significado muy curioso.

Tradicionalmente, los halcones han sido considerados un símbolo de poder y de realeza. Ligados a la cetrería, los nobles cazaban con ellos como deporte y diversión. Los cernícalos pueden incluirse en esta categoría, aunque el poderío que se les atribuye puede ser algo menor. En Persia y Arabia, eran utilizados para atraer y capturar a otras aves de presa o para entrenar galgos en la persecución de gacelas.

Su nombre científico, Falco tinnunculus, es, como estamos viendo, bastante descriptivo. Falco proviene de halcón y hace referencia a unas garras en forma de hoz. Tinnunculus proviene de la palabra tintineo y alude al característico reclamo tintineante de la especie. Un «ki kii ki kii» que resuena al sentirse amenazado. Tal vez recuerde a una campanita o tal vez al crepitar del fuego… de esta segunda versión viene el término francés créssele, que dará origen al inglés kestrel.

Sin duda, es su característico cernir lo que le da la mayoría de nombres (como el cernícalo castellano). Pero también las lenguas vernáculas de nuestra geografía están repletas de apelativos: bailadera, bailarín, cernemico, engañabobos, engañapostes, gavilucho, gavilucho grillero, lagartijero, milano, peneirín, pinairín, piñeirina, zarícalu, aguililla, primilla o halconcillo de las torres.

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